octubre 22, 2025

Herencia Espiritual: La Fe Constante de Noé y Abraham

Herencia Espiritual: La Fe Constante de Noé y Abraham

Herencia Espiritual: La Fe Constante que Deja un Legado (Hebreos 11)

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Leemos en el libro de Hebreos capítulo 11, versículo 7:

«Por la fe Noé, fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por eso condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abrahán, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida… porque esperaban la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.» Amén.

Vamos a hablar acerca de la herencia espiritual.

¿Qué es una Herencia y Cuál es la Nuestra?

El significado de la palabra herencia dice que es un conjunto de bienes, derechos y obligaciones que, cuando una persona muere, transmite a sus herederos vinculados a la familia o un linaje. La herencia puede ser de bendición, como para el joven mendigo de Holanda que pasó a ser magnate, o puede ser un obstáculo si trae discordias.

En nuestra realidad, muchos no heredamos riquezas, sino oficios. Pero hay otra herencia que nos han dejado nuestros abuelos y padres: la fe. Esa fe que nos salva, esa fe que nos dejó el Señor.

La Herencia Suprema: Salvación y Vida Eterna

Dios mandó a morir a su Hijo, Jesús tuvo que morir para dejarnos esta herencia. ¿Y qué herencia es? Nuestra salvación y la vida eterna para cada uno de nosotros.

Vivimos nuestra vida como cristianos de calidad, comprometidos con la fe, de predicar el evangelio, y de llevar esta moral alta. Pero, como cristianos, ¿a qué tipo de fe estamos heredando? ¿Una fe del todo constante?

La salvación es personal, pero nuestra actitud, nuestros hechos y nuestros actos hacen tropezar a algunos.

El Peligro de la Inconstancia: ¿Qué Herencia de Fe estamos Dejando?

Nos comportamos de manera vacilante. El apóstol Santiago dice que somos doble ánimo, inconstantes en la fe. Un día creemos, otro día no. Un día queremos trabajar, otro día no.

Dígame, ¿qué evangelio estamos heredando a nuestros hijos? Un evangelio inconstante, un evangelio que un día sí y otro día no. Jesús tuvo que morir para darnos este evangelio. Hubo un esfuerzo y una muerte para que a nosotros no nos dé lo mismo y no seamos inconstantes.

El Tropiezo de los Pequeños (Mateo 18:6)

La palabra del Señor es tajante. En Mateo 18:6 dice: «Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se colgase al cuello una piedra de molino de asno y que se hundiese en lo profundo del mar».

¿A quién se refiere con los «más pequeñitos»? A los que vienen llegando al evangelio. Nuestro testimonio, nuestras actitudes y nuestras palabras no deben hacer tropezar a quienes nos rodean: nuestros hijos, esposos, sobrinos.

No digo que no tiene derecho a flaquear; todos hemos sido vacilantes. Pero lo importante es que usted se pueda levantar y se pueda fortalecer. Que no vean sus hijos que usted se quedó en la tristeza, la amargura, la desolación.

El Llamado a la Firmeza: Seamos Noé, Abraham y Pablo

Mis ovejas conocen mi voz, y ellas me siguen. Pero muchas veces, conociendo la voz de nuestro Pastor, no le seguimos. Somos inconstantes.

Nuestras actitudes hacen que nuestros hijos se vayan de la iglesia, que dejen de creer en el Señor. No seamos condenados por hacer tropezar a un pequeñito. En usted está que su actitud y su fe puedan alcanzar generaciones.

Su palabra nos predica que en nuestra casa todos deberían servir a Jehová. Yo le invito a que usted sea como Noé, a que usted sea como Abraham, a que usted sea como el apóstol Pablo: que a través de usted se puedan salvar generaciones.

No sea vacilante en la fe; sea constante. El Señor no murió por usted para que este día le sirva y este otro día no. Valoremos esa herencia. Aferrémonos a esa herencia para que podamos transmitirla a nuestros hijos y a toda su descendencia.

Conclusión: Es Tiempo de Afirmarse en la Fe

El Señor le habla a sus corazones. Analice su caminar en Cristo. Si tenemos una fe flaca, el Señor la puede fortalecer.

 

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