Venciendo la Terquedad (Libro de Jonás)
I. Contexto Histórico: ¿Quién Era Nínive?
Es necesario que sepamos quién es Nínive para contextualizar el actuar de Jonás.
La ciudad de Nínive era la capital del imperio asirio, edificado al lado del río Tigris, en la parte norteña de lo que hoy en día es Iraq. Los arqueólogos dicen que la ciudad fue ocupada siglos antes de Cristo y llegó a ser capital de Asiria durante el reinado de Senaquerib (704-681 a. de J.C.).
Para las personas que vivían en Israel y Judá en aquel entonces, Asiria era el país más cruel.
Nínive era la capital del Imperio Asirio, una potencia brutal, conocida por su crueldad en la guerra. Los asirios ya estaban atacando territorios cercanos y amenazaban seriamente al Reino de Israel (el reino del norte).
Jonás, como profeta israelita, sabía que los asirios eran enemigos peligrosos, y probablemente ya había visto su violencia o escuchado de ella.
La Ironía de Jonás
Es irónico, pero muy posible que Jonás podría haber pensado:
“Si Nínive se arrepiente ahora, Dios los perdona… y más adelante, ¡ellos nos destruirán a nosotros!”
¡Y eso es lo que ocurre exactamente en 722 a.C.! El Imperio Asirio conquistó el Reino de Israel y exilió a las diez tribus del norte, un evento clave en la historia del pueblo judío. Esto se conoce como la «desaparición» de las Diez Tribus de Israel.
No solamente Jonás tendría fuertes prejuicios contra ellos; muchos de sus compatriotas tampoco hubieran ido a darles un mensaje de parte de Dios. Por eso no quería que Dios los perdonara si se arrepentían; prefería que fueran destruidos.
II. La Furia de Jonás
Vemos a un Jonás constantemente enojado, un cascarrabias. Haciéndole pataletas al Señor.
Su desobediencia se manifestó en varios actos:
- Acto de Indiferencia y Desobediencia: Tomó otro barco, y la indiferencia que tuvo en la tempestad, donde lo tuvieron que despertar en medio de la tragedia que ocurría, sabiendo que era por causa de él.
- Predica de Malas Ganas: Su mensaje solo se basó en “arrepiéntanse si no Dios los va a destruir”, lo justo y lo necesario. A pesar de su actitud, hasta el rey tomó razón e hicieron cilicio y ayuno.
En el capítulo 4, vemos a un Jonás enojado y reclamándole a Dios, y justificando su desobediencia porque sabía que Dios los iba a perdonar. Que prefería morir.
Y Dios trata de hacerlo entrar en razón, diciéndole: «¿Haces tú bien enojándote así?»
La Lección de la Planta y el Viento Solano
Hacía tanto calor que Dios prepara y hace crecer una planta para que le diera sombra, y esto cambia el estado de ánimo de Jonás, porque se alegra.
Durante la noche, Dios envía un gusano a destruir la planta. Al amanecer, sale el sol, y Él envía un viento solano, un viento caliente que tenía loco a Jonás, y nuevamente desea la muerte.
Y Dios vuelve a decirle, “que tanto te enojai” (le faltó decirle «soy entero patudo»).
Jonás 4:10 (RV): Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer. En una noche creció, y en la otra se secó.
Jonás 4:11: ¿No crees que yo debo preocuparme y tener compasión por la ciudad de Nínive? En esta gran ciudad viven ciento veinte mil personas que no saben qué hacer para salvarse, y hay muchos animales.
La Pregunta Clave: ¿Si tuviste compasión y sentiste pena por una planta que no creaste, acaso yo no tendré misericordia con mi creación?
Prejuicio y Orgullo Nacional
Y lo mismo nos pasa a nosotros, que no nos cuesta nada herir al otro, juzgar al otro, echar al otro de la iglesia. Claro, como a nosotros no nos costó, como nosotros no morimos por ellos. Queremos un Dios justo solo con nosotros y no con el resto.
- Patriotismo religioso y orgullo nacional: Jonás probablemente pensaba como muchos israelitas: la misericordia de Dios es solo para Israel, no para sus enemigos paganos.
- Que Dios pudiera tener compasión de una ciudad extranjera, cruel y pecadora, le parecía injusto.
- Si el Señor de Israel es también el Dios de Nínive, ¿dónde están nuestros privilegios? ¿Tenemos que compartir el amor y el cuidado de Dios con gente de todas las naciones?
Como bien ha dicho un autor, hay un poco de Jonás en el corazón de cada uno de nosotros, engañándonos con nuestros prejuicios y tradiciones inválidas.
Nota: Los paganos reconocen al Dios de Jonás: Tanto la tripulación del barco, los ciudadanos de Nínive y el Rey, reconocieron al Dios de Jonás. Y tuvieron miedo, respeto y arrepentimiento.
III. Dios se Abre Paso a Pesar de la Terquedad
Como siervos de Dios, Él en su infinita misericordia nos prepara como instrumentos en sus manos, como predicadores de su palabra que debemos ser como la gran misión. Y muchas veces las barreras y obstáculos son con nuestro carácter. Buscamos resistirnos a la voluntad de Dios.
Pero Dios se hace Su voluntad, con nosotros y sin nosotros. Y en este caso Dios trabajó con la terquedad de Jonás y usó hasta la Naturaleza para hacer cumplir Su voluntad y no la de un corazón humano, egoísta, prejuicioso.
La Naturaleza al Servicio del Propósito
Dios no solo nos enseña la misericordia hacia una nación pagana y futura destructora, sino también la humildad y el amor con que enseña y da lecciones a Jonás.
Dios tuvo que:
- Levantar una tempestad para despertarte de tu indiferencia.
- Mover un pez (y no cualquier pez, era un enorme pez) para hacer cumplir Su propósito y llevarte donde tienes que ir.
- Hacer crecer una planta para mostrarte Su amor y preocupación.
- Mover un gusano y levantar vientos solanos para que veas tu enojo, y hacerte reaccionar.
Muchas veces es tanta nuestra terquedad como siervos de Dios que Dios tiene que usar estos medios para doblegarnos.
En nuestro arrepentimiento sincero, Dios no solo es un Dios de segundas oportunidades, sino también es un Dios de setenta veces siete.
¿Hay Prejuicios en tu Corazón que Limitan la Misericordia de Dios?
Si te identificas con la terquedad de Jonás o te cuesta amar a tus «enemigos», es tiempo de alinear tu corazón con el amor infinito de Cristo. Queremos ayudarte a crecer en compasión.
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¿Necesitas que Dios te Despierte de tu Indiferencia?
A veces, Dios permite tempestades para sacarnos de nuestra zona de confort y guiarnos a Su voluntad. Si estás en medio de una tormenta de terquedad o indiferencia, déjanos orar por ti para que veas el propósito de Dios.
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